lunes, 15 de junio de 2009

Sincronicidad

La vida es como un inmenso juego de rol: ganamos cuando logramos alcanzar nuestros mayores deseos. Cada acción y cada pensamiento tienen su efecto en el resultado final, y nos acercan o nos alejan de la meta. ¿Pero hasta qué punto controlamos el juego? ¿Se puede materializar el sueño de nuestra vida?

Según la Teoría del Caos, una pequeña influencia en el sistema puede causar una reacción global modificando la realidad, tal como el aleteo de una mariposa en Brasil puede provocar un tornado en Japón: es el llamado Efecto Mariposa. Lo que antaño fue considerado magia o milagro no es más que la capacidad humana de sincronizar con la potencia creadora del Inconsciente Colectivo. - JOAQUÍN DE SAINT-AYMOUR

“Sin salir por la puerta
se puede conocer el mundo.
Sin mirar por la ventana
se puede conocer el camino del cielo.
Cuanto más lejos se va,
tanto menos se aprende.
Por eso el sabio
sabe sin desplazarse.
Entiende sin ver.
Realiza sin hacer.”

(Lao Tsé)

En un artículo de Pablo Cáceres obtenido de la página web www.alcione.cl acerca de la sincronicidad, nos dice:

Sincronicidad es un término acuñado por el psiquiatra suizo C. G. Jung, quien lo concibió para describir la singular ocurrencia de dos o más acontecimientos de igual o similar significación, sin conexión causal posible. Este principio incluye necesariamente a un sujeto que perciba y experimente en forma consciente el significado común entre un hecho del mundo interno y uno o más del mundo subjetivo.

Un ejemplo simple de sincronicidad sería el recordar repentinamente a un compañero de colegio del que no se ha sabido nada desde entonces; encontrarlo casualmente en la calle a las pocas horas o días, y simultáneamente leer en el diario una información referida a la profesora que enseñaba en ese curso. Si la persona vive esos tres eventos en compañía de un amigo, para éste la secuencia no significará más que hechos aislados; pero para el protagonista, todos ellos están eslabonados en relación a un tiempo específico de su pasado. El puede ver la conexión existente y otorgarle un significado.

La sincronicidad es por esencia incluyente, al no establecer distinciones de tiempo, espacio, ni categorías, y no imponer condiciones a su ocurrencia. Hipótesis nada descabellada si consideramos a la sincronicidad como un puente tendido entre el saber absoluto y la realidad externa, constituyendo un acontecimiento esencialmente creativo.

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