¿Qué es
cumplir cuarenta años?
Un amigo
cumplió 40 años e hizo una fiesta inmensa en una disco que frecuentaba años
atrás. Me pidió que hablara, que cumpliera con mi rol de pensador público y
dijera unas palabras. Su pedido fue que dijera qué es cumplir cuarenta años.
Dije esto que sigue:
Una bendición.
Atea. Cumplir cuarenta años es una bendición de la vida. Si pensamos por un
momento en el animal que somos, en el mamífero complejo, si pensamos en un
cuerpo de cuarenta años, nos vemos como animales ya vividos, curtidos. Un
animal que logró mantenerse vivo bastante tiempo, ya no un accidente de la
vida. Pasar la línea de los cuarenta es dejar de ser un accidente de la vida y
comenzar a ser ya un logro.
Cumplir
cuarenta años, es para un varón, llegar a ser un hombre. Antes, en la liviandad
y la inconsciencia, en ese largo período de padecimientos e incertidumbres
dudosamente glorificado como juventud, uno cree que puede ganar, que puede
hacerle trampa a la muerte, desarrollar una diferencia que lo ponga fuera de su
alcance. Después de los cuarenta adquirimos consistencia plena: sabemos que la
cosa un día termina, pero también –paradójicamente- sentimos que somos más
fuertes, más densos, más concretos, más interesantes.
Cumplir
cuarenta es empezar a tener que elegir más que antes, no poder coquetear con
todo como si un día uno pudiera levantarse y transformarse en princesa. O en
príncipe. Se acabó la aventura de la ilusión, la aventura sonsa ligada al
infinito. Empieza la aventura más valiosa, definitiva, el cuarentlón, donde uno tiene que mostrar quién es y dejarse de joder. Elegir a quién
quiere y para qué. Elegir a qué va a dedicar sus talentos. Elegir qué cosas vas
a intentar hacer y cuales vas a tolerar dejar en el camino.
(Elegir o
aceptar, porque en realidad esas supuestas elecciones están determinadas por
fenómenos de la sensibilidad individual que no se arman en el vacío: uno quiere
lo que quiere, le pasa lo que le pasa, y a los cuarenta comienza a aceptarlo
todo, y a ser protagonista de su forma en vez de creer que puede inventarla.)
Se acabó la
gracia inocente del juego des comprometido. Ahora todo es de verdad, pero
también uno ha aumentado tanto su fuerza, su poder personal, que descubre que
en lo que creía una renuncia aparece en realidad un mundo nuevo, genial, con
más relieve y más interés.
Cumplir
cuarenta años es empezar la segunda parte de la vida, dejar los últimos
resabios de fantasma y empezar a ser un mamífero masculino, viril, deseable,
hecho, listo para las batallas más importantes del desarrollo personal.
Cumplir
cuarenta es terminar la maratón, empezar la ceremonia del té.
Cumplir
cuarenta es pasar del otro lado del espejo y volverse definitivamente el cuerpo
que nos venía acompañando desde que nacimos.
Cumplir
cuarenta es declarar abierto el período de las aventuras definitivas.
Cumplir
cuarenta es encontrarle la punta al ovillo, desenmarañar el caos, entender qué
figura se estuvo armando en tantos frentes dispersos, dar un paso integrador
fundamental, que aporta velocidad, ligereza, alivio, felicidad.
Cumplir
cuarenta es dar la vuelta obligada, tomar el camino del eje, ubicarse y lanzar
los pseudópodos más logrados de la vida, emitir y vivir los deseos más sólidos.
Cumplir
cuarenta es sensacional.
Alejandro
Rositchner www.100volando.blogspot.com