sábado, 8 de agosto de 2015

LAS RAICES DE TU PROSPERIDAD



Para nadie es un secreto que en el lugar donde siembres una semilla de mango, crecerá un frondoso árbol de mango. Si siembras una semilla de manzanas, crecerá un árbol de manzanas. Si siembras café, recogerás sus sabrosos frutos.

Los resultados que ves en el mundo físico, en las experiencias, personas y circunstancias que te rodean, son el resultado de las creencias y programaciones mentales que mantienes en tu mente, consciente y/o subconsciente. Si quieres obtener resultados diferentes, comienza por cambiar tus creencias y pensamientos al respecto.

Si quieres frutos diferentes, siembra semillas diferentes.

A nadie se le ocurriría sembrar una semilla de guayaba y esperar que nazca un árbol de manzanas. Y de la misma manera, si los frutos que hoy estás cosechando son peras, nadie podría dudar que la semilla sembrada alguna vez bajo la tierra fue de peras.

¿Puedes imaginar a una persona que, deseando comer mamoncillos, siembra una semilla de melocotón? ¿Puedes imaginar a esa misma persona recogiendo los melocotones mientras pretende tener mamoncillos en sus manos, y para ello toma un pincel en sus manos y pinta los melocotones para hacerlos parecer mamoncillos? Es una situación absurda, ¿cierto?

Bueno, no tanto.

Aunque parezca descabellado, ése es el proceso a través del cual muchas personas pretenden obtener mejores resultados en todas las áreas de su vida: si viviera en otro país, si mis padres me hubieran criado de otra manera, si me ganara la lotería, si pudiera bajar de peso, si trabajara en otra empresa… Si lo que está fuera de mí cambia, yo cambiaría. Si las circunstancias a mi alrededor cambian, mi vida sería maravillosa.

El proceso de atraer Prosperidad y Abundancia a tu vida no ocurre de afuera hacia adentro, de la misma manera que en la naturaleza las ramas y frutos no son los que producen las raíces. El proceso ocurre de adentro hacia afuera. Las raíces de tu felicidad son tus creencias y programaciones mentales. Tus acciones y resultados, que son las ramas y los frutos del árbol de tu vida, son meramente la expresión de esas semillas que han sido sembradas en tu mente.

Tu trabajo no es cambiar los frutos. Tu trabajo es arrancar de raíz los árboles cuyos frutos no deseas y sembrar las nuevas semillas que puedan producir los frutos con los que realmente sueñas y mereces.

¿Algunas ideas al respecto?

Un abrazo,

Jose