jueves, 27 de septiembre de 2012

NUESTRO ÉXITO ESPIRITUAL



Si podemos asistir a las personas hacia la libertad de su propio ser y darles la experiencia de ser capaces de crear nuevas respuestas para sí mismas que les brindarán dicha y plenitud, entonces hemos sido realmente exitosos.
Lo que sea que necesites para tu crecimiento espiritual en el momento, simplemente ve la Luz trayéndolo hacia tí, para tu bien mayor.
Si necesitas sanar una parte de tu cuerpo, cualquier parte que necesite la Luz, ve dentro de tí que esa parte es perfecta. Con el Espíritu nada es imposible, porque todo proviene del Espíritu.
Le aconsejo a las personas que no estén ansiosos por seguir las directivas que perciben durante la meditación o los ejercicios espirituales.
Hay muchos, muchos niveles diferentes y procesos que se activan durante los ejercicios espirituales mientras te adentras en tu propia conciencia. Y ciertamente no todos reflejan comunicación clara y positiva.
Recuerda que tus percepciones mediante pensamientos y sentimientos están sujetos a la ilusión y las conclusiones falsas.
A pesar de tu pasado lo que te brinden los demás, siempre existe la oportunidad de aceptar y amar lo que sea tu experiencia.
Me he propuesto a no ponerme nunca a juzgar las acciones de la gente. Porque si alguien se sienta a tomarse una o dos cervezas, tal vez no sepas que han estado sirviendo a miles de personas, haciendo su ministerio noche y día y ahora están descansando un rato. Por eso, deja las cosas sean tal como son.
A veces, necesitamos dar un paso atrás, porque las cosas se ponen intensas. Entonces, seamos mucho más tolerantes unos con otros y a la vez contigo también.
¿Sabes lo que quiere decir ser mucho más tolerante? No seas tan exigente o rígido. Suéltate, suelta tu mente y tus emociones de cuando en cuando. Ya sabes, dí: “¡Uuuf, Caray!”, de tanto en tanto, simplemente para ponerte en contacto con el resto del mundo que dice cosas así.
Manifiesta amor en todo lo que haces. Cuando trabajes, trabaja con amor. Cuando juegues, juega con amor. Cuando toques a alguien, tócalo con amor. Y cuando hables, habla con amor, porque el amor es el sonido del Alma.
Cuando realmente hemos perdonado a alguien, regresamos a la inocencia original. Y esa inocencia original es como la nieve blanca, fresca. Es como la lluvia fresca que limpia el aire.
Es algo que te impulsa a decir: “¡Ah!…” Es como cada atardecer que he visto… todos son nuevos.
- John-Roger