La excelencia no es una habilidad en sí misma. Es una actitud que multiplica fuertemente el valor de todas las capacidades que tú tienes.
La excelencia está ciertamente a tu alcance. Todo lo
que debes hacer es comprometerte firmemente con ella, y luego ser fiel a
ese compromiso.
Todo aquello que tengas la oportunidad de hacer,
decide hacerlo con excelencia. Pon en juego tus pasiones, tu compromiso,
tu atención por los detalles, tu minuciosidad, tu perseverancia, y la
excelencia será el resultado que alcanzarás.
No todo el mundo aprecia tanto la excelencia. Sin
embargo, aquellas personas que sí la valoran son las que te convendría
tener a tu lado.
El esfuerzo que pongas en generar excelencia te
vendrá de vuelta multiplicado varias veces. La excelencia puede resultar
un trabajo duro, pero será fuertemente recompensado.
No importa qué tipo de trabajo realices, siempre
podrás utilizarlo como una oportunidad para generar excelencia. Con ella
viene una riqueza en la vida, que se fortalece a medida que pasa el
tiempo.
Genuina satisfacción
Una vida de calidad es mucho más que tan sólo acumular un montón de cosas. Una vida de calidad es mucho más que impresionar a los demás por lo listo que eres o por cuán a la moda estás.
La
verdadera realización se alcanza marcando una verdadera diferencia. Una
vida plena no depende de cuánto puedas acumular, sino de las cosas
originales, valiosas y perdurables que puedas llegar a crear.
Cualquier
cosa que pudieses conseguir dejando de lado tus valores más preciados,
no te serviría de nada. Si para saciar tu apetito de placeres pasajeros
debes traicionar a la persona única y particular que eres, tú solito te
habrás buscado una trágica pérdida.
Observadas
superficialmente, virtud y moderación podrían parecer cuestiones secas,
aburridas, anticuadas. Sin embargo, podrían aportar una riqueza tan
profunda a tu vida, que no podría alcanzarse de ningún otro modo.
La
felicidad de abrir tus regalos en la mañana de Navidad carecería de
sentido si hubieses estado dando lugar a cada pequeño antojo y a cada
capricho a lo largo del año. El placer de disfrutar de una comida
perdería todo su encanto si te hubieses pasado el día picoteando comida
chatarra cada vez que hubieses sentido un poquito de hambre.
Ten cuidado
de no invertir tu preciosa vida en cosas que desaparecen en el instante
en que son consumidas. Concéntrate en lo que puedes dar, y expresar, y
crear, y experimentarás una satisfacción genuina e inagotable.