viernes, 1 de noviembre de 2013

Sexo Animal o Sagrado?


“El sexo es el puente entre el plano físico y el plano espiritual. Es a través del sexo que se atrae un alma al cuerpo de un bebé, que se gesta en el útero de una mujer”

Existen tantas maneras distintas de experimentar la sexualidad y el erotismo, como seres humanos hay en el planeta.  Para algunos el sexo puede significar un acto meramente instintivo, donde se favorece la satisfacción sexual por encima de los vínculos afectivos, aunque ese instinto animal  siempre ha estado unido a lo espiritual.  El sexo es el puente entre el plano físico y el plano espiritual, estemos consciente de ello o no. Es a través del sexo que se atrae un alma al cuerpo de un bebé que se gesta en el útero de una mujer.

Nuestra cultura en occidente, tiende a establecer comparaciones entre opuestos aparentes, como animal – espiritual, bueno – malo,  adentro – afuera, pero en la naturaleza no existe esa distinción. Lo que existe es un flujo continuo de eventos, como una sinfonía constante donde todo es y no es al mismo tiempo, donde los opuestos se tocan y se trascienden, así como el día toca a la noche y la noche al día.

Muchas personas perciben la experiencia espiritual dentro de un contexto religioso. Sin embargo, donde la moral rechaza lo sexual y lo considera impuro, pecaminoso o culposo, será imposible realizar la Alquimia Sexual, a la que hace referencia el Tao y el Tantra Yoga.

Desde la antigüedad, los sabios chinos taoístas cultivaban  secretos sexuales que permiten el acceso a estados de éxtasis. Aquí el practicante experimenta una gran excitación sexual con experiencias multiorgásmicas. En los orgasmos eyaculatorios masculinos, la energía sexual no sale del cuerpo ni se pierde, sino que permanece circulando por determinados canales de acupuntura, donde se mezcla con la energía de amor y compasión del corazón.

Si se cultiva el “Arte de la Inyaculación/Absorción Orgásmica”, entonces en vez de que las convulsiones orgásmicas tengan lugar en la próstata para eyacular, como en el caso de los hombres, o en el útero en el caso de las mujeres, éstas convulsiones orgásmicas tendrían lugar en el centro de la cabeza.

De esta manera se estimulan las glándulas superiores (pineal, pituitaria, hipófisis) y el hipotálamo, que segrega una serie de neurohormonas que en la antigüedad los taoístas las conocían como “El néctar de los dioses que conduce a la inmortalidad”.  Hoy en día gracias a la neurociencia, podemos conocer en qué consisten exactamente estas substancias que no solo inducen estados incrementados de consciencia sino que además ayudan a retardar el proceso de envejecimiento.

Por: Jeronimo Garcia 
Fuente: www.animalespiritual.com
Imagen: Eva Ruiz

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